Pocos minutos antes de la hora de inicio anunciada, en el gran teatro no queda un lugar vacío, más de tres mil somos los que aguardamos el comienzo del recital del famoso artista, yo en penúltima fila del segundo pullman.
En punto se apagan casi todas las luces, se hace silencio y aparece... no, no seamos tan ansiosos, no es todavía la estrella de la noche. Se trata de un músico local, al menos para un mí desconocido, con una guitarra. Hará el papel de soporte, de aperitivo. Telonero, como también los suelen llamar.
Arranca tocando un samba y cantando en portugués, ambas cosas con profesionalismo y calidad. Hay aplausos. Anuncia luego a un acompañante - es su hermano - y adelanta que interpretarán apenas "un par de temas" más. Un tango instrumental a dos guitarras es lo que sigue. Más aplausos. Tercer tema, una hermosa canción folklórica con aires jazzeados, cantada a dos voces, con largos solos instrumentales. Si, tal vez resulten un poquito extensos esos solos, pero suenan bien. Cálidos aplausos.
Lo que a continuación sucede, en rápida secuencia, es una pequeña obra de comicidad involuntaria:
El telón que se va cerrando lentamente, mientras los dos músicos reciben un generoso reconocimiento.
En tanto seguramente disfrutan de su momento, los músicos que se demoran unos segundos sentados aun en sus taburetes. (¿Evalúan tal vez hacer un bis?)
Las dos mitades del telón que, avanzando desde ambos laterales, detienen su cierre justo al llegar a los flancos de los músicos, ocultando el resto del escenario pero pareciendo indicar que el número seguirá. (Sí, entonces habrá un bis.)
De repente, el telón que cobra nueva vida y se cierra sobre ellos con inusual velocidad, haciéndolos desaparecer de la vista de la sala. (No, señores, no habrá ningun bis.)
Algunas risas crueles que se mezclan con el aplauso ya menguante. Alguien ha dictaminado el final de la actuación del dúo.
Teloneros, eso son, y por cierto en más de un sentido: sobre ellos ha caído, implacable, todo el peso del telón.
(El recital posterior será pura fiesta. De lo mucho excelente que hubo, elijo, en versión algo diferente a la oída esa noche, esta joyita.)
El amor es un gran lazo,
una trampa que te aísla,
un lobo corriendo en circulos
para alimentar a la manada,
comparo su llegada
con la fuga de una isla,
tanto engorda como mata,
hace más cortos los días
El amor es como un rayo,
galopando en desafío,
abre sendas, cubre valles,
revuelve las aguas del río,
quien quiera seguir su rastro
se perderá en el camino,
en la pureza de un limón
o en la soledad de un espino
El amor y la agonía
van consumiendo despacio,
arrancando horas al tiempo
el calor vence al cansancio,
y el corazón de quien ama
se queda faltando un pedazo,
como una luna menguante
que se durmió entre sus brazos
una trampa que te aísla,
un lobo corriendo en circulos
para alimentar a la manada,
comparo su llegada
con la fuga de una isla,
tanto engorda como mata,
hace más cortos los días
El amor es como un rayo,
galopando en desafío,
abre sendas, cubre valles,
revuelve las aguas del río,
quien quiera seguir su rastro
se perderá en el camino,
en la pureza de un limón
o en la soledad de un espino
El amor y la agonía
van consumiendo despacio,
arrancando horas al tiempo
el calor vence al cansancio,
y el corazón de quien ama
se queda faltando un pedazo,
como una luna menguante
que se durmió entre sus brazos