En la reunión del grupo de amigos, alguien cita una frase que, parece, él le ha dicho al narrador años ha. Él no la recuerda pero esto no le sorprende demasiado, tan habitual como el olvido es que la memoria registre y conserve cosas aparentemente intrascendentes.
(Por ejemplo, él está casi seguro de ser el único de ese grupo en recordar - incluso lo ve - el momento en que un estrafalario profesor de segundo año pronunció con énfasis cómico el nombre de un personaje histórico, Savonarola. ¿Qué habrá impulsado ese remoto día a su joven cerebro a considerar la particular pronunciación de un nombre como algo digno de ser guardado para toda la vida?)
Un poco más tarde en la misma reunión él evoca un hecho protagonizado por otro de los presentes. Él fue uno de los testigos privilegiados del hecho, sucedido hace tanto tiempo. Rato después, en soledad, salta la duda: ¿qué es lo que en verdad recuerda de ese asunto? ¿Realmente estuvo allí, lo vieron sus ojos o se lo contaron e imaginó todo? Ya no está seguro.
Recordar puede ser maravilloso; no lograr recordar a menudo nos preocupa.
Pero mucho más maravilloso y preocupante es tener recuerdos precisos de cosas que en verdad nunca sucedieron.
La memoria tan imperfecta como los recuerdos, ¿que recordamos al momento de recordar? Lo que la memoria tomo como propio, o quizás lo que queremos ver de ese recuerdo, con todos los ingredientes que nos hace sentir mejor en un presente. La memoria dibuja, de distintas historias aprendidas y aprehendidas las hace suyas o las destierra.
ResponderEliminarMaravillosamente es recordar...
¿Los recuerdos tendrán religión?
Felices sueños.
Un beso.
Eso viene a ser...Un gran pez? Me encanta (lo dije). Un abrazo.
Eliminar¿Religión de los recuerdos? Los míos no sé si tendrán... En cuanto a la memoria, es algo que sucede siempre en presente, recrea cada vez de una forma levemente diferente, supongo.
EliminarBesos, Cecy.
Curiyú, Ud. lo dice por la peli de Tim Burton, ¿no? (que no he visto) pero yo nunca me tuve por fabulador como creo que es el personaje de Finney, no me da la imaginación para eso... Abrazo.
Ja! Salió como respuesta a Cecy. Hoy estoy muy nabo.
ResponderEliminarme gustan esas confusiones, me gusta pensar que podemos recordar donde nunca estuvimos, por momentos pude sentirlo.
ResponderEliminarbesos
Podemos hasta inventarnos buena parte de la vida, parece. (Muy útil para redactar cv's truchos, en estos tiempos...) Besos.
EliminarEs extraño pero sucede. A mí me pasa cuando meto un gol (milagrosa situación, por cierto): cada día que pasa el gol es mejor, hay más rivales despilfarrados, la pelota entra más al ángulo todavía, mi contextura física se vuelve atlética y el festejo de los espectadores (que cada vez son más) aumenta en emoción.
ResponderEliminarSaludos, Rob.
Ud. lo que hace es apenas mejorar un poco, maquillar la realidad, algo completamente lícito según mi código de conducta. Diferente sería si ese golazo embellecido por su recuerdo en verdad fué un zapatazo que salió cuatro metros por encima del travesaño. Abrazo.
EliminarA veces sucede.
ResponderEliminarUn recuerdo común contado por otros, puede resultar novedoso e inédito aun para quienes participaron en él.
La memoria guarda, selecciona o borra según el caso.
¿Acaso esto ya lo dije? No sé, dígame ud. ;0)
¡La memoria crea! Crea-me. Y explíqueme por qué recordamos tantas pavadas y olvidamos otras. En fin, ya se inventará algún antídoto contra el olvido y seremos primero muy felices, y al poco tiempo tan desdichados como siempre, como corresponde. Besos.
EliminarDe un mismo hecho hay tantas versiones como participantes. Inclusive puede haber más. Hay gente que suele situarse donde nunca estuvo a veces por desmemoriados, otras por conveniencia.
ResponderEliminarLos recuerdos de cosas que nunca sucedieron a veces son reconocidos por otros.....nadie quiere que un buen recuerdo sea falso.
Abrazo!
Ahhh mi idea de "La pastilla de Dios" surgió luego de leer tu entrada anterior. Los exabruptos del lenguaje que pudieran ser reconfigurados.
ResponderEliminarPero eso de matar personajes....es cosa mia jajaj.
Por las dudas, me parece que voy a encargar un par de esas pastillas, es un invento absolutamente genial. Y presumo que más barato que un buen abogado penalista. Abrazo, Dany.
EliminarEn caso de no haber sucedido no serían recuerdos, sería acontecimientos productos de nuestra imaginación.
ResponderEliminarPero como sí creo en esa extraña, preocupante y maravillosa sensación, entiendo que uno recuerda esas situaciones que, por remotas, parecen no ser propias de esta vida...pues habrá que buscar en las anteriores.
Es mi humilde recuerdo
Llega un punto, a la distancia, en que las cosas se mezclan, ya verá Ud. (a menos que uno sea ordenado y lleve una bitácora de absolutamente todo, lo cual tiende a ser tan imposible como ese famoso Funes, el memorioso borgiano.)
EliminarBesos, Magah.
Tengo dos amigas que especialmente me recuerdan hechos del pasado! Que cuando mencionan ciertas situaciones o dichos, pregunto con absoluta incredulidad si eso es cierto, si yo dije o hice tal cosa! A veces sé que se abusan y deforman un poco, no me desconozco tanto che!!! Pero estoy agradecida de poder consultarlas cuando es necesario. Suele ser divertido cuando recrean el primer día en el que entré al aula y se dijeron: ésta está loca! porque llevaba una campera de cuero anteojos de sol y un pañuelo en la cabeza, parece ser que a los dos días me había cortado el pelo bien cortito...
ResponderEliminarNo me olvido de todo,
tengo muchos recuerdos no vaya a creer...
Beso Rob!
Excelentes deben ser esas amigas suyas, sin duda es mucho mejores que esas personas cuyo testimonio invocamos y que "no nos dejan mentir". De todos modos, nuestra visión de los hechos es siempre parcial, infiel e incompleta, si lo sabrán los abogados.
EliminarBesos, Axis.
Con ciertas anécdotas familiares que me incluyen o- más aun- que me tienen como protagonista, me sucede que a esta altura no puedo distinguir si realmente recuerdo ese episodio o solo recuerdo el relato de ese episodio, contado por otros.
ResponderEliminarMe gustó mucho lo de Savonarola: "¿Qué habrá impulsado ese remoto día a su joven cerebro a considerar la particular pronunciación de un nombre como algo digno de ser guardado para toda la vida?" Es que es así: la mayoría de las imágenes que guardo (o creo que guardo) en mi memoria, no se corresponden con "grandes momentos" sino con detalles insignificantes, gestos, alguna palabra, piezas sueltas que aparentemente no "califican" para que deban ser recordadas. Se ve que el cerebro toma decisiones que no dependen de nuestra voluntad: el sabrá por qué...
Un beso, Rob
Yo también he almacenado, como cualquiera, multitud de recuerdos sin aparente importancia. O indescifrables. Pero en fin, qué le vamos a enseñar nosotros a la madre naturaleza qué es lo importante...
EliminarBeso, Betina.
Lo que nos pasa a los que escribimos, mentir sin querer mentir, hasta del pasado.
ResponderEliminarEntonces será mejor escribirlo, así podemos disfrazarlo de modesta literatura de ficción, por lo menos. Bienvenida, y espero que lo de triste sea una mentira suya. Saludos.
ResponderEliminarSavonarola...cuando escuché su nombre, me impresionó tanto o más que su historia. Acabé pintándolo. Todavía, recuerdo esa pintura. Hace 33 años de ella y todavía la recuerdo. No mucha gente menciona a Savonarola. En esta semana ya fueron dos. Es extraño el recordar y el vivir.
ResponderEliminar¡Que coicidencia, verdaderamente! Que el nombre te haya impresionado, casi como a mí (porque los actos del personaje fueron bastante impresionantes, de todos modos.) Y sí, estar vivos es algo muy, muy extraño, de eso no tengo duda ninguna. Te saludo, Diana.
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