domingo, 30 de enero de 2011

El tordo más famoso

Calor impiadoso. No moverse de casa parece lo más sensato. La tele no dió más que para ver la madrugadora final australiana de Djokovic-Murray, en la que yo no hacía fuerza por ninguno de los dos, me había quedado sin favoritos tras las derrotas de mis preferidos (en ese orden) Roger y Rafa.

Luego de desayunar, lectura. Y más tarde un rato de exploración en youtube, buscando algo nuevo de los viejos conocidos. Tuve suerte, me topé con una joyita reciente, delicado fruto de la colaboración entre dos notables artistas.


Anne Sophie von Otter es una reconocida mezzosoprano lírica que últimamente también viene incursionando en campos más populares (musicals de Broadway, canciones de sus coterráneos Abba, standards de jazz). El riesgo de una voz de formación lírica metida a interpretar temas populares es que todo suene demasiado pesante, pomposo, "perfecto" ...y aburrido.

Afortunadamente nada de eso pasa en esta versión de "Blackbird", de innegable musicalidad. Sospecho que buena parte del crédito debe corresponderle aquí al inspiradísimo Brad, uno de los mayores intérpretes del piano en el campo del jazz y aledaños que puedan escucharse hoy.

Un doble deleite.




miércoles, 19 de enero de 2011

Ámbitos


La habitación tiene tres paredes blancas, una pared rosada, techo blanco y piso de mosaico rojo. Hay dos camas metálicas y dos sillas. El compañero circunstancial de T. es J., un español de 88 años, lúcido y afable. A J. le diagnosticaron cáncer de pulmón, el médico se lo comunicó cuando él estaba a solas. Ese día J. perdió el apetito, me lo dijo cuando le pregunté por qué había comido tan poco. Estaba triste, aunque apenas lo expresaba, según su modo reservado de hombre sencillo. El médico, un sesentón que es el jefe de este sector, tiene un trato displicente y hasta soberbio, por lo sucedido con J. se ve que ser delicado con los pacientes no es su distintivo. 


Con J. he mantenido algunos diálogos entretenidos, de hecho he hablado más con él que con T. A T. a veces le entiendo sólo las palabras y me quedo en ayunas con el probable significado, poco a poco se va alejando hacia un mundo donde rige otra lógica. 


En este tiempo he perdido y recuperado varias veces mi verdadero nombre, he tenido uno y hasta dos inexistentes hermanos y he vuelto luego a no tenerlos, he sido alternativamente su hijo, uno de sus hermanos o un desconocido, pasé de ocupante de su casa a huésped bienvenido, he cambiado estudios y profesiones. No sé en cuáles otros papeles me habrá imaginado mientras en silencio fijaba en mí la mirada.


Hoy a las dos y veinte de la tarde viene un enfermero y nos dice que la ambulancia que llevará a T. de nuevo a su casa nos está esperando. Han sido diez días de hospital esta vez. Yo me despido de J. y al hacerlo veo que se le nublan los ojos, nos desea suerte - salud - y yo a él. 


Para T. empieza ahora una vida muy diferente de la que llevaba hasta hace apenas un mes, una vida en la que deberé ser yo quien tome por él las decisiones.

miércoles, 5 de enero de 2011

Modos menores

El juego se complica. 

Si fuese ajedrez estaría ahora en posición de zugzwang: mi próxima movida, cualquiera sea, empeorará las cosas.

Encuentro una música lúgubre y envolvente, imágenes que parecen creadas para contar mi ánimo. 

El mar, esta vez, está muy lejos de la calma. 

Me convendría estar en medio de esas aguas agitadas, ser sacudido y doblegado, tener una excusa para no pensar.




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For you

For you
For you I'll sow the salt

Through the gardens

I will dig for you
How the ocean
Come and soap them through

For you

For you
For you I'll salt the sea
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