miércoles, 24 de marzo de 2010

Pares

Acaba de entrar por la ventana, siempre lo hace. El protocolo no se ha hecho para Boris, una de las tres criaturas de cuatro patas que cohabitan esta casa y de ellas, sin duda, la de presencia menos discreta.

Tenemos una relación difícil, más allá del amor. A veces sus dislates son tan enormes que cuesta perdonarlo. Sus diálogos con Fidel, el perro que vino de la calle y se quedó para siempre, ya me han ganado en la vecindad algunas enemistades inesperadas.

Amigo de arrojarse tras los patos de la laguna, revolcarse en polvo y mugre, perseguir distantes pájaros o mariposas, incapaz de controlar su ímpetu incansable, lo que este pseudo-pointer no tiene de paz interior, lo tiene de afectuoso y manso.

Desmañado, incapaz de aprender rutinas o comportarse, tal vez sea precisamente por eso que lo ame. Y que lo sienta casi un par.

martes, 16 de marzo de 2010

(apuntes)

I.

Cuando llego, está mirando una serie en tv, Walker Texas Ranger. Me siento a su lado y hacemos comentarios sobre la peripecia casi ridícula, el protagonista momentáneamente ciego que enfrenta y vence a tres o cuatro rufianes, a piña y patada limpias.

La mujer que le hace compañía nos sirve capuchinos. Mientras la tarde avanza, charlamos de todo un poco, nada serio, a los dos nos gusta bromear, ahora lo tomo casi como un deber. Miro la silla de ruedas y pienso en otros tiempos, en nuestro amor por la música, cuando íbamos juntos a tertulia o paraíso, también en la antigua quinta familiar, la jardinería le apasionaba.

Aún antes, el patio de la casa en que nací, mi triciclo atravesándolo, su protesta por las huellas en las baldosas recién lavadas y todavía húmedas, mi "sistema" para defoliar los  helechos... La vida que viaja al pasado y luego vuelve a situarme en tiempo y lugar, en esta habitación que tan bien conozco, igual a la que fue mía, durante tantos años, en el piso de abajo.

Entonces, con su ayuda, intento dibujar un árbol genealógico, repasar en orden los nombres que he escuchado desde siempre. Desde luego se vuelven a contar anécdotas y destinos de éste y de aquélla. Y por un momento, los que han sido y los que somos compartimos el mismo aire irreal y feliz.


II.

"Happiness was different in childhood. It was so much then a matter simply of accumulation, of taking things - new experiences, new emotions - and applying them like so many polished tiles to what would someday be the marvellously finished pavilion of the self."

John Banville - The Sea
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