sábado, 28 de noviembre de 2009

Shinta

Yace ahora sobre el sofá, reposa de su vagabundeo nocturno. Su contribución a la casa es dejarse acariciar a voluntad (suya), ronronear, arañar algún tapiz, cazar, ignorar a uno de los perros y huir del otro, a veces desaparecer en un placard. Casi siempre, quedarse quieto y pasar inadvertido.

Le pregunto entonces si eso es para él el non plus ultra de una feliz felinidad, la plenitud de sus supuestas siete existencias gatunas.



Desde su mirada parece evaluar por un instante si vale la pena dar a la criatura humana una respuesta franca, pero calla.

El understatement es una de sus virtudes.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Taormina

De Taormina sé hasta hoy apenas dos cosas: es un balneario en Sicilia, isla de donde proviene mi apellido, y también parte del título de una novela de Silvina Bullrich, "Te acordarás de Taormina". No he leído esa novela, nunca he estado en Taormina, tampoco he visto películas que me la muestren siquiera un poco.

La cuestión es que, en noches recientes, he soñado dos veces casi lo mismo, con ligeras variantes. En el primer sueño es una mujer de la familia la que me anticipa un viaje a T., financiado con una beca que por alguna misteriosa razón se me concedería, o tal vez fuese el premio de un sorteo. La segunda vez es su marido el que habla. Pero en ambas ocasiones se me da la misma recomendación:

"Tenés que ir a la costa y mirar justo hacia el sur. Entonces lo vas a ver aparecer."

Espero ahora con impaciencia una nueva repetición del sueño taorminense para recibir más instrucciones.

jueves, 19 de noviembre de 2009

El pasado que vuelve

Mientras me dejo transportar por David Sylvian, recuerdo que hoy a la mañana estuvo un buen rato dándome vueltas por la cabeza una palabra que ya casi nadie usa (la palabra era "albricias") y cuyo significado exacto ignoraba, aunque lo asociaba, correctamente, con una expresión de júbilo. Imaginaba para mí el sonido de esa palabra hasta que poco a poco comenzó a perder su significado, se disgregó y se transformó sólo en una voz animal.

Entonces fue que se me hizo de pronto viva una escena sucedida en mi primera infancia, durante un corto viaje urbano. Mi querida madrina conducía su "millecento", mis primos volvían conmigo a la casa de mis abuelos y yo, al tiempo que miraba distraidamente por la ventanilla, comencé, tan sin propósito como hoy, a repetir una palabra que alguien seguramente había acabado de pronunciar, supongo que yo sólo lo hacía para mis adentros o en voz apenas audible para los demás. Olvidé ahora cuál era esa palabra, no tiene mayor importancia. Pero la escena está tan presente como si hubiese pasado ayer.

¿Pero porqué ese recuerdo de algo tan mínimo dejó su huella, persiste y ahora reaparece, tanto tiempo después?



And slowly I've come to realize
It's all as it should be

That hiding space
A lonely place

How can the right thing be so wrong?
I've found mistakes
Where they don't belong

domingo, 15 de noviembre de 2009

Cantabile

Dentro de mis gustos musicales, por fortuna variados, incluyo a muchos cantautores que hacen baladas. En esa categoría, la de cantautores baladistas, entraría por ejemplo Arjona, cuyas composiciones se cuentan entre las más difundidas por aquí. Lo digo de una vez: aborrezco la música de Arjona; la detesto apenas un poco menos que sus letras cursis y sus agudos forzados. Nada personal, Ricardo.

Curiosamente, aventuro que si Arjona fuese italiano, mi juicio sería benévolo, hasta lo escucharía con agrado. No se trata de entender o no entender la letra, el italiano lo he aprendido a medias pero me las arreglo. Se trata de una musicalidad inherente a ese idioma, su - para mí - incomparable "cantabilidad".

Ahora, cuando de optar entre italianos se trata, el primer lugar se lo doy sin dudar a uno. Y entre sus muy numerosas obras maestras, por estos días no puedo despegarme de ésta:



Avrai avrai avrai la stessa mia triste speranza
e sentirai di non avere amato mai abbastanza
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