domingo, 21 de agosto de 2011

Canción de la infancia

Busco el poema de Peter Handke sobre el ser niño y evoco a S., el viejo profesor que tenía una academia de idiomas en Callao y Corrientes, un primer piso antiguo en la esquina que entonces ocupaba una tradicional cervecería, hoy pizzería-café. Entrar a la recepción era, antes de verla, oler la presencia de Kleff, un perro ovejero de lento andar, que ocasionalmente interrumpía su indiferencia con un potente ladrido de fastidio. 

S., alemán casado con francesa, inmigrante en los años veinte - según decía, había huido de su pueblo por un asunto de polleras -  lucía una formalidad algo ajada: un saco gris raido, una camisa blanca con el cuello desprolijo y una corbata oscura. Era un tipo noble, y nuestra inicialmente acotada relación maestro - alumno devino en amistad e interminables charlas sobre la vida y el mundo. 

Con él leíamos algunos textos clásicos de su lengua, admiraba a Goethe, a Schiller y a Heine, se sentía paisano de Hesse (habían nacido en la misma región), valoraba la solidez de Thomas Mann, mientras que Kafka lo intranquilizaba. Cierto día me aparecí con un relato del austriaco Handke, a quien yo apenas conocía, y todavía se me representa su ceño fruncido ante lo que consideraba un estilo detestablemente provocador y demasiado moderno. 

S. no llegó a conocer este poema que transcribo, quizá le hubiese hecho cambiar su veredicto. 

(O tampoco.)

* * *

Canción de la infancia -  Peter Handke (*)

Cuando el niño era niño
andaba con los brazos colgando
pretendía que el arroyo fuese un río
el río un torrente
y esta charca el mar.

Cuando el niño era niño
no sabía que era niño
todo le parecía provisto de alma
y todas las almas eran una.

Cuando el niño era niño
sobre nada tenía una opinión
no tenía ningún hábito
a menudo se sentaba en cuclillas
salía corriendo
tenía un remolino en el pelo
y no ponía un gesto para ser fotografiado.

Cuando el niño era niño
era el tiempo de las siguientes preguntas:
¿Por qué yo soy yo y por qué no vos?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allá?
¿Cuándo comenzó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿No es la vida bajo el sol acaso simplemente un sueño?
¿No es esto que veo y oigo y huelo 
acaso sólo la apariencia de un mundo delante del mundo?
¿Existe realmente el mal y gente
que verdaderamente son los malos?
¿Cómo puede ser que yo, que soy,
no exitiese antes de llegar a ser
y que algún día yo, que soy,
no sea más el que soy?

Cuando el niño era niño
le asqueaban la espinaca, las arvejas, el arroz con leche
y el coliflor al vapor
y ahora come todo eso y no sólo por necesidad.

Cuando el niño era niño
se despertó una vez en cama extraña
y ahora a cada rato,
muchas personas le parecían hermosas
y ahora sólo unas pocas, con suerte,
se imaginaba claramente el paraíso
y ahora apenas puede sospecharlo,
no podía pensar nada de la Nada,
y ahora le da escalofríos.

Cuando el niño era niño
jugaba con entusiasmo
y ahora, tan concentrado en la cosa como antes, solamente
si esa cosa es su trabajo.

Cuando el niño era niño
le bastaban para alimentarse manzanas, pan,
y así es hoy todavía.

Cuando el niño era niño
las frutillas le caían en las manos cómo sólo hacen las frutillas
y así es hoy todavía,
ls nueces frescas le ponían la lengua áspera
y así es hoy todavía,
ante cada montaña
tenía siempre el anhelo de una montaña más alta,
y en cada ciudad
el anhelo de una ciudad aun más grande,
y así es hoy todavía,
alcanzaba las cerezas de la copa de un árbol con una excitación
que siente hoy todavía.

Era tímido ante los extraños
y lo es hoy todavía,
aguardaba expectante la primera nevada,
y así la espera hoy todavía.

Cuando el niño era niño,
arrojó un palo como lanza contra un árbol,
y ella tiembla ahí hoy todavía.

(*) Este poema abre el film "Las Alas del Deseo", de Wim Wenders.
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