domingo, 25 de abril de 2010

Edades

I.

Sólo ha sido necesario durar, llegar hasta aquí: cierto día se empieza a pensar en el término del viaje. Si bien falta aun (en mi estimación más esperanzadora) un buen trecho, la imagen brumosa de una costa ya comienza a vislumbrarse en el horizonte.

Es entonces cuando la sensación de finitud hace nido en el corazón. La atención que la conciencia le preste podrá fluctuar con los días, queda mucho por hacer para distraerla, pero el sentimiento ya no será extraño ni ajeno.

La noción de un yo indefinidamente perdurable quedó circunscripta  a los remotos dominios de la infancia. En mi percepción de entonces, una completa era geológica no hubiese parecido mucho más larga que el tiempo restante de la vida.

Ahora los años se escurren como agua entre las manos, casi no se distingue uno de otro en su acelerada sucesión. Resulta imposible volver a nadar en aquel mar inacabable del principio.

En el camino ha quedado también ese otro infinito, el de las potencialidades del ser. Se hicieron a cada momento elecciones, buenas o malas, se optó por ésto y por fuerza se desechó aquéllo.

De aquellos sueños a esta realidad: ¿cual será el espejo que me muestre quién soy hoy?


II.


"Le tre età dell'uomo". Giorgione (1501)

7 comentarios:

  1. Ninguno Rob, ninguno.

    Los espejos no marcan las horas de cada uno. Todos reflejan lo que se les deposita enfrente.

    (Solamente es tu interior en el que podés bocetar y en la oscuridad de los tiempos pasados)

    Un enorme abrazo para vos

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  2. Cleo: los espejos reflejan pero también deforman, y nos roban una dimensión, todo es plano para ellos. Fuera de broma: tenés toda la razón, admitido que requiere arte saber mirarse dentro.

    ML: mis más sinceras gracias, me hace sentir en "agua firme" ;)

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  3. Sí, eso de crecer es inevitablemente ver la verdadera dimensión de nuestras potencialidades. Qué va a ser, a mirar, agachar, re pensar y seguir. Me gusta cómo escribe, y lo que dice! Gracias por guiarme hasta acá!

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  4. Marina, es eso, repensar y seguir, recalibrar la mirada en un foco cada vez más concentrado. Tus elogios se agradecen.

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  5. "¿cual será el espejo que me muestre quién soy hoy?" esa frase justifica internet, amigo.

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  6. (Anita, ¿a qué dirección los bombones?)

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