sábado, 19 de febrero de 2011

Disgresión

Para el post anterior había pensado inicialmente el título "Las Afinidades Electivas", el mismo que sugiere en su comentario cr, y por las mismas razones. Eso me llevó a recordar el momento en que leí ese libro. 

Había comprado una cajita con varias obras de Goethe unos veinte años antes, pero mientras viví en la patria del autor sólo me animé a leer su Werther. Hace poco, unas vacaciones en el sur me dieron el pretexto para desempolvar - literalmente - la caja y elegir justo esa novela para llevarla conmigo. 

Tengo bien presente la escena: en los frescos atardeceres muy cerca del lago Puelo, sacaba una reposera delante de la cabaña y me quedaba leyendo hasta que la luz natural se iba, levantando cada tanto la vista de mi lectura para fijarla en la cumbre del Piltriquitrón que se recortaba contra un cielo de azul intenso - ¿hace falta más que eso para sentirse en paz con la creación?. Alternaba este libro con otro que me había prestado el dueño de las cabañas, sobre la vida de Sayhueque, último cacique mapuche en esa zona, que tuvo la mala fortuna de que su vida coincidiera en tiempo y geografía con la del general Roca. 

Vuelvo a las "Afinidades...". Goethe no sólo fue un escritor y poeta extraordinario, sino que también estaba interesado y al corriente de los conocimientos científicos de su época, incluso desarrolló una teoría de la percepción de los colores. El título, que da un sentido a la novela, está tomado del campo de la química y alude a las fuerzas que unen o separan a los elementos. Goethe extiende ese concepto a las relaciones entre los hombres, en particular al amor: su tesis es que también en ese aspecto estamos sujetos a las mismas leyes naturales. 

En palabras de uno de los personajes centrales:

“Al observar a todos los seres de la naturaleza notamos,
en primer lugar, que están en relación consigo mismos.
Ciertamente, suena extraño hablar de algo que se entiende por sí solo,
Pero recién cuando uno se ha puesto plenamente de acuerdo sobre
lo conocido se puede avanzar de forma conjunta hacia lo desconocido.” 




El matrimonio, el dominio de sí, la capacidad para dominar nuestras pasiones - o padecerlas -, la moral que nos condiciona, son los temas centrales de una obra que, aunque escrita en pleno romanticismo hace dos siglos, puede seguir interesándonos en nuestro tiempo, conmovernos y hacernos reflexionar sobre la vida.

11 comentarios:

  1. Amo a Goethe y tan es así, que mi hijo lleva el nombre de una de sus magnificas obras.

    Te beso, te abrazo y me hiciste transportar a ese lugar y a esos instantes.

    (Porque ¿Qué otra cosa es la existencia que transitarla segundo a segundo?)

    Lo demás, la torturada manera de tratar de entender el porqué de lo que sucede en nosotros mismos y con los otros, los amores, los desamores, las afinidades, elegir y seguir el camino, quizás, no sea muy conveniente para ser medianamente feliz, de a ratos...

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  2. Maravillosa introducción a Goethe. Werther fue el libro que me partió la cabeza y el corazón, es mucho más que una tonta historia de amor romántica. El género epistolar, o las digresiones filosóficas son todo un anticipo de la renovación de la novela.
    En algún tiempo también leí la novelita Hermann y Dorothea. Era una pequeña delicia.
    Y sus poemas.
    Goethe tenía, creo, una clara consciencia de su "genio", pero también, de su buen gusto. Y ahora recuerdo que uno de sus poemas predica el "poco pero bueno", y que quizá, no haga falta tanta parafernalia para producir una obra de arte.
    Un abrazo.

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  3. Lindo post. Envidiable disfrutar de un buen libro con el marco de un paisaje como ese. Linda invitación a leer a Goethe. "Pero recién cuando uno se ha puesto plenamente de acuerdo sobre lo conocido se puede avanzar de forma conjunta hacia lo desconocido", tan simple como cierto...
    Un beso, Rob.

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  4. Por estos días Goethe se me cruza a cada rato. Estuve buscando intensamente la teoría de los colores, y el otro día volví a ver una pedazo de la versión de "Las afinidades electivas" de los hermanos Taviani, además del Viaggio in Italia que disfruté el año pasado y vuelve siempre a mi cabeza.

    Las afinidades lo leí hace mucho en una edición de Mondadori en italiano, comprada en un supermercado. Lo leía en el colectivo, pero el efecto fue similar al tuyo viendo el Piltriquitrón.

    Goethe es un todo-terreno.

    Saludos

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  5. Qué vergüenza, Rob lo leyó en alemán, Opi en italiano y yo ni siquiera en castellano! pero la verdad es que me entusiasmaron.
    De Goethe sólo leí el Fausto y el Werther, no me alcanzará la vida para leer todo lo que debería.
    Un beso.

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  6. Mi mayor respeto a alguien que puede leer en aleman!
    cuantos idioma hablas Rob?

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  7. Cleo: Fausto es bellísimo nombre. Ya tendrá tiempo de enfrentarse a los dilemas de la vida, mientras tanto deje a "su" Fausto jugar y reinar. Saludos.

    Curiyú: Ud. es poeta, seguro lo comprende mejor que yo a don G. Probaré con Hermann y Dorothea, siguiendo su experiencia. Abrazo.

    Brynhild: aunque en ese marco podría haber leído casi cualquier cosa y la dicha hubiese resultado parecida, que mi acompañante fuese Goethe estuvo perfecto. Te saludo.

    Opi: como bien sabés, Goethe admiraba la cultura italiana. No tenía conocimiento de esa película de los Taviani, veré si la encuentro. Saludos.

    Condesa: hay miles de libros que nunca podré leer: ¿me resigno o me rindo ante la evidencia :-)? Saludos.

    Mary: nada digno de admirar en este caso. Y es tanto lo que debería saber de la vida y sin embargo ignoro... Saludos.

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  8. Pocos libros conmocionaron tanto mi juventud con el Werther, fue de los pocos momentos felices de mi vida universitaria. Siempre, siempre hay que volver a los clasicos, nunca perecen, son extraordinarios y contribuyen, como decis o como dice el maestro, a conocer lo propio para recien despues intentar conocer el conjunto.

    en que parte de la Alemania viviste?

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  9. my, Werther es excelente, también está entre mis libros felices. Viví en Braunschweig, Baja Sajonia. Saludos (¡publicá!).

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  10. Hablo de libros que no leo, muy mal de mi parte, lamento no saber alemán.

    Los románticos estaban indignados con el mundo mecanicista al que Newton le puso leyes, por quitarle la magia al arco iris. Nunca pude leer la teoría de los colores de Goethe pero debe ser más interesante que el análisis de Newton.

    Qué lindo lugar para leer y estar.

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  11. cr, vos no leiste el libro y yo hable de la teoría de Goethe de la que sólo conozco el título, empatamos :). Sí sé que intentaba "superar" a Newton, como bien apuntaste. Saludos.

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