miércoles, 23 de diciembre de 2009

Ciencia

Noticiero radial, minutos pasadas las siete de la mañana. Nuestro habitual pronosticador del tiempo nos permite entrever el futuro cercano, vaticinio mediante: lloverá a la tarde.

(El periodista le inquiere a qué hora estima el comienzo del agua. El meteorólogo no es hombre de esquivar desafíos. Su respuesta, como quien hablase del horario de una función de cine, es de lacónica precisión: la lluvia comenzará a las 16:30. Para él, la predicción de estos fenómenos es un oficio sin lugar para el error.)

Tarde del mismo día. Exactamente las 16:31. Comienza a llover.

(En nada empequeñece mi asombro que haya sido apenas un breve chaparrón).

4 comentarios:

  1. Paso a saludarlo para Nochebuena. Me gusta la palabra, un presagio puede también ser positivo. Lo mejor para usted, entonces...

    Le agradezco su blog de pequeñas maravillas, captura y libera los momentos como a mariposas o luciérnagas.

    ResponderEliminar
  2. Maia, gracias por sus palabras y su cortesía. También yo le deseo lo mejor.

    ResponderEliminar
  3. Si, es interesante el fenómeno o tal vez necesidad que tiene el hombre por adelantarse y conocerlo todo. Si bien la ciencia avanza la naturaleza es indomable y muy poco sabemos de ella. Azar o avance de la ciencia saber que a las 16.31? Como sea, está bueno que esos hechos de la vida cotidiana nos lleve a darnos una vuelta por el campo de la ciencia!
    besos
    Sofia

    ResponderEliminar
  4. Sofía, yo sinceramente creo que fue una broma del meteorólogo que, por mera casualidad, luego se convirtió en certera profecía. Que la ley de Murphy a veces falle también es ley de Murphy.

    ResponderEliminar

Free counter and web stats