lunes, 31 de mayo de 2010

Tres galgos en un bar

Antiguo, más que nada vetusto, el bar “Los Galgos” ocupa desde 1930 la esquina de Lavalle y Callao, frente al colegio de los jesuitas. Impertérrito, se opone orgulloso a modas de fast coffee, a clones de aroma-coffeestore-martínez-starbucks, al anzuelo de atractivas camareras que más que servir recitan un papel.



Aquí todo es arquetípicamente porteño: los mozos de chaqueta blanca y rostro impasible, el cajero anciano, el café con gusto a café, la decoración kitsch, el teléfono público que no funciona, algún cuadro alusivo. Salvo un televisor a color, poco nos persuade de que no hemos retrocedido en un instante medio siglo.

El nombre, según leo, remite a la pasión que su fundador, un inmigrante asturiano, tenía por las carreras de perros. Un galgo blanco de cerámica nos mira condescendiente desde arriba del salón.


Y yo, con cierto ánimo redundante, sumo al lugar dos galgos broncíneos, imagen de otros que no se olvidan, para que la lectura de la maravillosa novela de Sara Gallardo se potencie.

13 comentarios:

  1. En mi próxima incursión a la ciudad de la furia estoy ahí. Desde acá se siente el aroma de ese café...

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  2. Voy a pasar tan sólo por el placer de retroceder en el tiempo. Del libro, paso. Me llevaré algo más de mi agrado para hacer. Calculo que la máquina de fotos.

    (Igual me confieso viciosa del café de Starbucks...)


    Baci

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  3. Eesista, siga resistiendo, Los galgos!!!!! Que buena esa novela! Igual que Eisejuaz. Que buena escritora Sara Gallardo!

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  4. y que no toquen ese bar porrrrrrrrdios!

    disfrute cafe y novela

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  5. Mire ud. Una vez pasé por al lado y pispeé adentro pensando en volver alguna vez (iba camino a una manifestación) y nunca más lo recordé, hasta ahora.

    Ayer estuve en el Petit Colón (Lavalle y Libertad)y pensé exactamente lo mismo, que el televisor de pantalla plana al lado del viejo reloj de pared, era el único detalle moderno que se habían permitido en tanto tiempo. El mozo que me atendió lleva ahí 31 años!

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  6. Increíble, vivo a pocas cuadras de ahí y nunca noté su exsitencia. LO demasiado próximo muchas veces se nos hace invisible.
    Voy a mirar mejor la próxima vez.

    Saludos

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  7. Pulgarcito: no esperes maravillas del lugar, pero el café es bueno.

    Nina: es un pedacito de historia porteña, sin embellecimiento para el turismo.

    Madame: "Enero" me gustó, "Los galgos..." me encantó, así que iré por Eisejuaz.

    Mary: espero que no, es algo que merece perdurar.

    Maia: del PC tengo gratísimos recuerdos, desde la época en que lo inauguraron. A la salida del teatro íbamos, no a tomar café sino a deglutir una contundente cazuela de "callos" (mondongo) a la madrileña.

    Opi: hace décadas que mi padre vive a media cuadra, he frecuentado decenas de cafés en la vecindad y nunca había entrado en éste, pasa casi inadvertido.

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  8. Qué notable. Hace un par de semanas vaciamos la casa donde vivía mi madre. Entre las cosas que me quedé -- 'heredé'- son muchos libros que habían pertenedido a mi padre, todos amorosamente encuadernados en cuero con letras doradas. Y entre ellos, no sé por qué, elegí este mismo libro. El cosmos aveces en su caos se acomoda de manera tan inefable que me da escalofrios.

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  9. Cósima: me alegra tu visita. En cuanto al libro, yo también llegué a él por una serie de casualidades, y a partir de él se han generado otras no menos sorprendentes, a las que sumo ahora tu experiencia. A mí me encantó profundamente esa novela, espero te dé placer parecido.

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  10. Ah me encanta ese lugar, aunque creo que estuve solo una vez, tiene un horario un poco acotado y cuando paso está cerrado.

    La semana pasada con una amiga encontramos el libro de Sara Gallardo en una de usados a 100 mts del bar e hicimos la conexión. Pero no la compré quizá tenga que volver por el libro y un café.

    Por último, los galgos son unos perros preciosos.

    Saludos!

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  11. Otra casualidad (pequeña), recién busqué entre mis estantes un libro que conssulto para una materia que doy, y encontré de señalador un sobre de azúcar del café "Los Galgos".

    Se ve que estaba leyendo ese libro, que es sobre escritura, el día que pasé por el bar.

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  12. cr: sí, creo que el bar cierra a las 8 o 9 de la noche y los fines de semana no abre. Y sobre casualidades asociadas a este libro, la tuya se suma a varias que me ocurrieron a mí. Ojalá lo leas y te guste. Saludos.

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  13. A los 54 años descubrimos con mi esposo y mi hija de 12 años, el Bar Los Galgos. Yo lo conocía de nombre por alguna publicación que leí alguna vez. Nos encantó, es uno de esos lugares que no deberían desaparecer nunca. Es la historia de Buenos Aires. Me encanta pensar en todos los personajes que eran habitues del lugar. Una mención especial para el mozo, un señor mayor y encantador, amable como los mozos de antes. Una linda tarde en Los Galgos.

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