martes, 12 de octubre de 2010

Las disculpas del caso

Es apuesto, luce juvenil, además es  ministro y muy amado. Un triunfador, su sonrisa transmite la seguridad de los que se sienten en la cima. Y entonces, un buen día, va y se anima a comparar en público a ciertos adversarios con aquellos que “ayudaban a limpiar las cámaras de gas en el nazismo". Ay, qué forma de descarrilar, muchacho. Pero bueno, ¿quién no mete la pata alguna vez?

Lo que el hombre expresó aquí, sin embargo, es bastante común y tiene un nombre, es un ejemplo más de lo que alquien, hace tiempo, bautizó como reductio ad hitlerium, es decir, las analogías de cualquier cosa o persona con el nazismo o los nazis.

(Una derivación de esta idea, restringida al campo virtual, es la llamada ley de Godwin, que estipula que a medida que cualquier discusión en internet se prolonga, la probabilidad de que se acabe comparando al adversario con el nazismo o con Hitler tiende a 1.)

Y está muy claro que, más allá de las reales intenciones, la falacia de parangonar - o incluso mezclar en el mismo contexto - cualquier actitud, persona o sistema con semejante abismo moral de la historia, más que a la denigración del adversario contribuye a la banalización de aquel horror.

* * *

Otra cuestión, una vez que uno ya dijo o hizo una estupidez, es reconocer el error y pedir las disculpas del caso. Tan sencillo. ¿Quién hace eso todavía?

El ministro muy amado, por ejemplo, no lo consideró necesario en este caso y se limitó a calificar sus dichos apenas como una  metáfora poco afortunada. En fin, que un poquito de cuidado a la hora de elegir metáforas y esto ha sido todo. De disculpas ni se hable.

Pero no es el único, por supuesto, que pasa completamente por alto los propios fallos. Es más bien la norma imperante.

Hace unos días escuchaba que le preguntaban a un famoso ex-entrenador de fútbol si consideraba haber cometido errores en su muy  extensa carrera. Al responder, en un rapto de conmovedora autocrítica, admitió que sí, que hubo uno, que una vez convocó al seleccionado a un jugador que debía presentarse dos días después a un partido importante con su equipo, que esa información se filtró a la prensa, se armó un pequeño revuelo, pero él rápidamente revisó su decisión  y todo quedó arreglado en un par de horas. O sea, una real pavada. Hasta yo podría haber contestado por él: por ejemplo, mencionar cuando él mismo, médico además de entrenador, le dió a un integrante de un seleccionado rival un bidón con supuesta bebida hidratante, bebida que descompuso al pobre tipo instantáneamente y obligó a su reemplazo. 

¿Qué error hubiese hipotéticamente admitido, digamos, un Stalin? ¿Tal vez las purgas brutales? Aventuro que no, probablemente concediera haber descuidado alguna vez a sus mascotas, si las tenía. (Igual,  nadie debe haberse animado a preguntárselo.)

* * *

Mucho mejor que yo aborda esta resistencia al arrepentimiento el admirable escritor Javier Marías. 

... Pero su comentario coincide absolutamente con algo que vengo observando y que ya he señalado aquí, de pasada. Huelga decir que, al no ser yo creyente, ni me confieso ni me parece extraño que no lo haga la gente en general. Sí me lo parece más que se abstengan quienes se declaran católicos, y en todo caso me llama la atención desde hace tiempo el enorme desprestigio de que goza el arrepentimiento, más allá de su dimensión religiosa, a la que en modo alguno se limita el concepto. Si ustedes hacen memoria, habrán leído u oído numerosas entrevistas con personajes públicos en las que, antes o después –la pregunta debe de ser recurrente por parte de los periodistas–, manifiestan con invariable brutalidad (ya se trate de políticos, actores, escritores, cantantes o banqueros): “No me arrepiento de nada. Cuanto he hecho lo volvería a hacer. No tengo nada que lamentar”. Siempre me quedo perplejo, pese a la reiteración. ¿Nadie se arrepiente de nada, cuando esa es una de nuestras más frecuentes reacciones, al menos en nuestro fuero interno? No sé, son tantas las veces en que uno lamenta haber hecho o no hecho una cosa, haber dicho unas palabras que han herido o que sólo han traído resquemor, haber o no tomado tal o cual decisión, haber descartado esto o aquello, no haberse atrevido a dar un paso, haberse o no casado con tal persona, haber perdido una amistad, no haber estado más atento a quien ya murió o no haber hablado más con él …
 
(La nota completa, en su blog).

15 comentarios:

  1. Uno más o menos ya sabe qué lastima y qué no... El tema es ¿nos importan los demás lo suficiente como para no repetir conductas que sabemos que los hieren? Capaz que no, qué podemos exigir, entonces.

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  2. La palabra "fascista" está de moda. A todo se le llama fascista.
    Yo soy Kirchnerista y Cristinista hasta la misma muerte, y ya me hace risa cuando algunos en mi otro blog me dicen fascista, o por la calle me gritan improperios alucinantes.
    El Rabino B. dijo que Néstor K. era Hitler y nunca hubo escándalo.
    Un abrazo.

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  3. Le preguntaron a un tipo:
    -¿Usted alguna vez e equivocó?,
    el tipo respondió:
    -Si, una sola vez.
    -¿Una sola?.
    -Si, una vez que creí estar equivocado, pero en realidad estaba en lo cierto.


    Saludos arrpentidos.

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  4. No avalo lo dicho por el rabino pero me parece que no puede compararse con la gravedad de las declaraciones de un Ministro de la Nación vertidas en un Foro Internacional.
    Además, si sólo las considera como 'una metáfora desafortunada', significa que no hay arrepentimiento, ni disculpas. Sí una línea de pensamiento que se mantiene.
    Sin necesidad de que nadie lo etiquete, sus palabras lo definen.

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  5. http://weblogs.clarin.com/podeti/archives/213213.php

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  6. Hay personas, ministros o no, que viven en una nube de pedos.
    Que piensan y están convencidos de que todo lo malo son sensaciones.

    Espero que cuando caigan de esa nube no se rompan el culo del golpe.

    Baci, Rob!

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  7. Rob querido...coincido plenamente con vos. Las actitudes horrorosas o las displicentes palabras con que la mayoría se mantiene en la vida, son además festejadas o aplaudidas o veneradas.

    Nada puede hacernos más viles que no saber que somos, cada uno de nosotros, los dueños de nuestra existencia y, como tal, honrarla no siendo pusilánimes, groseros, agresivos y hasta de medio pelo.

    Sartre (mi amado, como sabrás) dijo:

    "Todos nacemos libres, responsables y sin excusas"

    Para mí, la existencia, tiene que acercarse al virtuosismo las más de las veces y hasta donde tengamos capacidad, pero huyo de los mediocres e impávidos dañinos.

    Te beso Rob y, esta vez, te aplaudo.

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  8. El Ministro de la Nación virtió esas frases "desafortunadas" en un Foro Internacional???? Eso sí que no lo sabía. No tenía esa información.
    Me sorprende que los medios internacionales no se lo hayan recriminado, porque si es así, es un auténtico desubicado.
    Un abrazo.

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  9. Maia: creo que mucho pasa por eso que decís, ese "qué me importa el otro".

    Curiyú: lo del rabino merece mi misma opinión.

    Opi: pero no me diga que no conoce más de un/una tipo/tipa así...

    Condesa: en este caso creo que los dos cometen el mismo desatino, no pensar lo que dicen, porque honestamente no creo (me cuesta creer) que piensen eso.

    Nina: y si lo hicieran no por convicción, sino por conveniencia, sería mucho peor. (De todos modos, es privilegio de cierta gente que si le toca caer lo hace siempre sobre un suelo blando, ¿no?).

    Cleo: lo expresás maravillosamente claro. Y la frase de JPS debería ser la norma moral de nuestras vidas.

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  10. si, es cierto.
    Deberían romperse el culo como todo el mundo "normal"

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  11. Sabés que apoyo a este gobierno con el alma, pero la frase fue poco feliz y con un "disculpas, fui torpe" habría alcanzado.

    Así y todo coincido con Curiyú: Tenembaum dijo que este gobierno está a la derecha de cualquiera, Carrió dijo que Cristina era presidenta de facto y nadie se enojó tanto.

    Beso.

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  12. MY: es, creo, la consecuencia de tensar demasiado la cuerda en cualquier disputa, se acaban diciendo barbaridades. Las diga quien las diga, la buena leche pide no dejarlas pasar.

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  13. Perdón que me entrometa, y para el caso de haber entendido bien... ¿El exabrupto de Don Amado es justificado o menos condenado porque hay exabruptos de los que atacan al gobierno?

    Con ese criterio de 2+2, ¿las coimas a la cana -para el común de la gentie- son menos coimas porque la mayoría lo hace?

    Ay dios...

    P.D.: Y "finishela" de una buena vez con echar la culpa a los otros como causantes de nuestros improperios!!!

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  14. Cleo: eso mismo pienso, no es menos malo cuando el error es "de mi lado" que "del tuyo". Vuelvo a tu frase sartriana: nacemos sin excusas.

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  15. Rob...¿Me parece a mí o pensamos y sentimos de manera similar?
    :)

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