martes, 29 de diciembre de 2009

Espejo

Son muchos los años que ha vivido ese cuerpo. Va cediendo la vivacidad en sus ojos, en sus movimientos, los pasos se acortan, vacilan. También las frases son más cortas, es posible que hasta los mismos pensamientos lo sean.

El tiempo transcurre a otra velocidad. Hay historias que ya fueron mejor contadas antes, ahora son repeticiones abreviadas que se limitan a lo esencial. Cierta tozudez se vuelve evidente.

Nuestra comunicación estuvo construida siempre mucho más en base a silencios que a diálogos; es habitual que algunas cosas no me atreva a preguntárselas, por qué será esto. Y sin embargo tal vez no sea necesario que lo haga, me debería bastar con mirarme en el espejo para saberlas, los años nos van asemejando mucho más de lo que sospechara.

Quizás la vida me lleve por el mismo camino. ¿Quién habrá allí, llegado el tiempo, que me observe y así piense de mí?

2 comentarios:

  1. Todavía me cuesta no sentirme triste ante ese espejo.
    A veces pienso que es una oportunidad de practicar la aceptación. Y de ver más allá de lo aparente.

    Cómo explicarlo, ver la belleza en la persona, verla con los ojos de Dios.
    Con el mismo amor incondicional con que alguna vez va a recibirla. ¿Por qué esperar por esa paz?

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  2. Apreciada Maia, ojalá me asista esa sabiduría imprescindible para "ver más allá".

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